Samuel Espinosa Trueba (Pedreña 2001) tiene claro que su futuro pasa por convertirse en un profesional del golf y para ello se ha desplazado casi 7.000 kilómetros hasta Nashville (Tennessee) para proseguir con su proyecto personal.
La East Tennessee State University le ofrece la oportunidad de compaginar, durante los próximos cinco años, el golf de primer nivel, compitiendo en la prestigiosa liga universitaria estadounidense (NCAA) con la carrera de Ingeniería Biomédica.
Nashville tiene cerca de 700.000 habitantes y es la capital de Tennessee, uno de los estados con más tradición musical de USA. Es reconocida por su potente industria discográfica, sus músicos históricos (Elvis Presley, Johnny Cash…) y, desde luego, por su popular whisky.
P: ¿Cómo está el tema de la pandemia por tu zona?
R: Tiene una incidencia mínima. En esta zona igual… te hablo de memoria, no llegan ni a 12 los infectados.
P: ¿Han tomado medidas las autoridades?
R: Sí. Aconsejan sobretodo mantener la distancia de protección social, y ponen menos pegas en el uso de guantes y mascarilla, pero no hay confinamiento propiamente dicho.
P: ¿Por qué decides quedarte?
R: Los gestores de la universidad, seguramente para curarse en salud, decidieron dar por terminadas las clases presénciales y dieron la oportunidad a los jugadores internacionales de todas las modalidades deportivas de seguir en el campus, dada la dificultad que encontraríamos en nuestros respetivos países para entrenar.
P: ¿Que te dijeron en casa?
R: Bueno, eso fue difícil. Confían en mí, saben que dentro de lo que cabe soy bastante responsable y aunque preocupados, dejaron que me quedara.
P: Pasado el tiempo, ¿acertaste?
R: Pues sí. He podido entrenar mientras que, por ejemplo, en nuestro país, eso hubiera sido imposible. La verdad, me ha venido muy bien.
P: ¿Cuantos jugadores os habéis quedado?
Tres. Dos jugadores de unos condados cercanos y yo.
P: Volvamos a la llegada ¿Qué tal la adaptación?
R: Mal. Los dos primeros meses me resultaron muy duros. Primero, acoplarme al sistema académico y luego por el inglés, que en principio no debiera de haber supuesto ningún problema, pero resultó que el acento en la pronunciación de este condado me lo hizo francamente complicado. Pasado dos meses, todo sobre ruedas.
P: ¿Como son los lugareños?
R: Es gente sobria pero amable, lo que deduzco del trato que recibo cuando salgo a comprar al súper o algún centro comercial.
P: ¿Como compaginas el horario lectivo con el golf?
R: Hay un poco de todo, cuando toca hacer físico la cosa se pone dura. Entrenamos de seis a ocho de la mañana. Cuando sólo tengo clases, me levanto sobre las siete y media. Después de comer seguimos con el entrenamiento técnico. Los fines de semana aprovecho para levantarme más tarde, pero por lo general, nos organizamos entre unos cuantos para entrenar entre nosotros. Por las tardes pasamos el rato por el campus o bajamos a la cuidad. Normalmente lo primero.
P: ¿Que tal las instalaciones educativas?
R: De primer nivel, fantásticas, ni un pero que ponerlas.
P: ¿Y las deportivas?
R: Fantásticas también. La cancha de prácticas tiene hasta simuladores de torneos. Otro mundo.
P: ¿Cómo es que te decides por la Ingeniería Biomédica?
R: Fue un poco sin querer: llego mi padre con una publicación sobre esta materia y me gustó. Me informé por internet sobre el tema y las posibilidades profesionales y me terminé de convencer. Conté con la aprobación de mis padres, que son los que tenían que hacer el esfuerzo económico, cumplí con los requisitos que solicitaban y me matricule.
Samuel con el uniforme de East Tennessee State University
P: ¿Cómo lo llevas?
R: Pasado, como te dije, el mal rollo de las primeras semanas con el sistema y el acento, todo fue mucho mejor. Terminé el primer semestre con un promedio 3,4 sobre la máxima puntuación que es de cuatro.
P: ¿Y ahora con las clases online?
R: Hasta que le pille el truco me pasó un poco como con el arranque del curso. Ahora lo llevo muy controlado, incluso espero mejorar la media del primer semestre. Me vino muy bien el haberme quedado. Me resolvió muchas dudas.
P: ¿Los exámenes serán presenciales?
R: No, serán online. Es lógico que no se puede hacer regresar a alumnos de tantos países con la que está cayendo. Empezado por los aeropuertos, que todavía están en servicios mínimos. Salir dejan, entrar no.
P: Vamos al Golf. Diferencias.
R: Todas. Esto es otro mundo. Hay un nivel super exigente. El equipo de golf participa en la primera división universitaria donde hay inscritos como 300 equipos. Aquí el golf es como una religión, terminamos el primer semestre en el puesto 23 lo que, dadas las circunstancias, no está nada mal. Me incluyeron en el top, pero solo pude jugar dos torneos. Se me volvió a reproducir la lesión. La L5-S1 me dejó la pierna medio inútil. Otro momento malo. Piensas en el esfuerzo económico que hacen tus padres y por una lesión no puedes devolver ese esfuerzo. Me vine abajo. Afortunadamente los médicos y fisioterapeutas del equipo prepararon un plan para fortalecer la zona, para que no volviera a reproducirse la lesión. Los entrenamientos me devolvieron la confianza, y conseguí volver al top ten, pero la competición se paró por el Covid.
P: ¿Dónde vives?
R: Dentro del campus hay apartamentos específicos para deportistas. Comparto uno con un escocés. Tenemos muy buena relación y también es del equipo de golf, así que estoy muy cómodo.
P: ¿Hay más españoles?
R: Solo una chica que, aunque es española, vive en Miami.
P: La pregunta más temida por todos … ¿y la comida qué?
R: (Se ríe) No paso hambre. Me he puesto a cocinar.
P: Bueno…. ¿supongo que, en tu paso por la Blume, ya habrías hecho algunos pinitos?
(Nota: nos referimos al Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume, en Madrid).
R: Nada de Nada. Había comedor. Ibas a mesas puesta.
P: ¿Así que has debutado como Chef en Tennessee?
R: Sí.
P: ¿Cuál es tu plato estrella?
R: Cocino de todo. Y me debe de quedar bien todo, porque no dejo nada (se ríe).
P: ¿Que has comido hoy, por ejemplo?
R: Pasta con queso y pollo.
P: A ver si vamos a perder la línea.
R: (Se ríe) Sin problema, lo quemo todo.
P: Mirando desde la distancia, ¿que te aportó la Blume?
R: Bueno, conseguir entrar en la Joaquín Blume sin duda me abrió el camino hacia la selección nacional. Gracias al seguimiento más cercano de mi evolución que pudieron realizar los técnicos de la selección, entré a formar parte del equipo de mi categoría.
P: ¿Sigues en contacto con los responsables de la selección?
R: Si, prácticamente estamos en contacto a diario, tenemos un grupo de WhatsApp en el que están el seleccionador, técnicos, jugadores…
P: ¿Cuentan contigo?
R: Sí, el problema es que igual no hay torneos hasta el otoño y para esas fechas ya estaré de nuevo jugando con la East Tennesse State University.
P: ¿Que logros del 2019 te han aportado más anímicamente?
R: 2019 me dejó dos grades momentos: el tercer puesto con la selección española en Japón y ganar el torneo Puerta de Hierro.
P: ¿Expectativas?
R: Todas. Tengo cogido el punto a la universidad, sé que habrá que chapar a tope. Me quedan cuatro años por delante y cada año la exigencia será mayor. Respecto al golf, físicamente me veo en un gran momento, aunque me falta corrobóralo en los torneos, pero eso desgraciadamente no puede ser hasta que la pandemia desaparezca. Igual, a nivel competitivo será un año perdido, veremos que nos deparan los próximos meses.
P: ¿Para cuándo están programados los exámenes finales online?
R: Como muy tarde para la última semana de mayo.
P: ¿Con el aprobado en el bolsillo para Pedreña?
R: Si. Mis padres ya tienen ganas verme por casa y yo también. Aunque lo lleve bien, se echa de menos a los padres, a la abuela, a la familia… Mi gente y mi pueblo son mucho para mí.
P. Pues amigo mío en mayo nos vemos en Pedreña, muchas gracias, un abrazo.
Mayo está a poco más de una vuelta de hoja del calendario. Ángel y Luz, sus padres, a pesar de la difícil situación que todos atravesamos, ya sienten más cercano el regreso del hijo y eso, más un buen plato de arroz con pollo y una quesada (una madre sabe lo que le gusta al niño), lo arregla todo.
Entrevista de: Tomás Blanco Álvarez